lunes, 2 de diciembre de 2013

¡Pido tregua! Con hijas enfermas... y agotada

Hace días comenzamos un calvario de enfermedades con mis hijas. Entre que padecen alergia estacional, al cambio de temperatura, al polvo, ácaros y no sé qué tanta cosa (al igual que yo) y entre que en esta ciudad la semana pasada estuvimos con un frío intenso y esta semana estamos con clima de playa... pues peor nos ha ido.

La verdad es algo muy duro. Quizá alguien pueda decir: "pero bueno, no es tan grave, hay enfermedades peores en los niños". Y ciertamente, así es. Sin embargo, soy de las que piensa que para cada quien, su dolor, sea chiquito o grandote, es SU DOLOR y eso lo hace importante, ni mayo ni menor que el de los demás.

Se complicó todo este tema de las alergias con un cuadro viral, muchos andamos enfermos y vamos contagiando; más ellas que están en la escuelita y ahí también, por más que se tomen medidas preventivas, se contagian.

Mi Yeyilla (1 año y medio) comenzó con el famoso CRUP, conocido también como la tos de foca. Es terrible ver a una personita tan pequeñita e indefensa, que todavía no se puede expresar del todo bien, tosiendo con la garganta cerrada y apenas pudiendo respirar. De ahí le siguieron mocos verdes, tos, fiebres, estornudos, etc, etc. Luego se contagió la Pollina (3 años y medio). Ella no padeció el CRUP, pero sí muchísima tos, de esa que da entre las 11 y 3 am y que los molesta durante esas terribles horas. La pobre estaba ya tan enojada, que se jalaba sus cabellos porque no dejaba de toser.

¿Y nosotros? pues entre tempra, cataflán, antibiótico, vacunas, evastel, montelukast, nebulizaciones con combivent y con pulmicort... entre tés de tomillo, manzanilla, miel con limón, pomadas de eucalipto y hasta cebolla.

Todo, sobre todo, en la madrugada.

Estoy exahusta, parece que todo esto se junta cuando más trabajo tiene uno. Duele tanto ver a un hijo enfermo, con ojeras, llorando, desganado, eso parte el corazón y sobre todo saber que estás intentando todo lo que está en tus manos, que no duermes de la preocupación, que cada tos es como un taladro en el corazón ...

Les confieso que incluso he llegado a preguntarme si estoy haciendo algo mal. No sé si les ha pasado a ustedes, ¿se han preguntado ésto? Ayer hasta lloré ya del cansancio y desesperación; sin embargo, en momentos de más calma siempre recapacito y me digo: "claro que estoy haciendo todo lo mejor que puedo, están atendidas por un doctor excelente, trato de alimentarlas lo mejor posible, trato de cuidarlas de los factores del ambiente sin sobreprotegerlas y sobre todo, siempre les doy tiempo, cariño, abrazos, les digo que las amo a cada instante".

Me imagino que son etapas, pero cómo duelen. Duelen porque implica un desgaste muy grande principalmente del corazón, pero por qué no decirlo: también se desgasta el cuerpo y también el bolsillo. Todo eso preocupa, todo eso nos afecta como papás ¿verdad que sí?

Y si a ésto le agrego que ayer Pollina, me dice en la noche, con su carita de enferma y con lágrimas en los ojos: "mamá, no quiero ir mañana a la escuela"... ufff, partió mi corazón y pensé que justo hoy NO podía faltar a la escuelita, ¡usto hoy no que tenía tanto trabajo urgente por entregar!. De esas veces que dices "Dios mío, qué hago, mi esposo también trabaja, cómo le hago".

Gracias a Dios mi esposo pudo faltar a trabajar en la mañana y cuidarlas mientras yo escapé a un café a trabajar lo más que pude... no terminé y en la tarde no pude: niñas con fiebre, con sangre de la nariz, mocos... en fin.

Aquí estoy y esta noche quizá no duerma tampoco, como las anteriores pero ahora trabajando. Me duele mucho mi espalda, también me siento agripada... Entonces me voy a seguirle, sólo hice esta pausa para desahogarme.

Ojala tú también puedas darte tus pausas para desahogarte de todo lo que vives, mamá primeriza... estamos juntas en ésto y desde acá, desde este lugar del mundo, sabes que hay alguien que está viviendo muchas cosas parecidas a las que tú vives.