miércoles, 28 de noviembre de 2012

Eres mamá ¿qué te dice tu corazón que debes hacer?

A veces queremos correr, abarcarlo todo, ser responsables de todo, estar al pendiente de todo, estar seguras de que el cuidado y educación que damos a nuestros hijos es el correcto. 

A veces sentimos miedo de no estar haciéndolo bien y entonces leemos, investigamos, preguntamos. Somos mamás y está en nuestra naturaleza hacer todo lo anterior. 

He pensado que quizá convenga detenerse un poco y mirar bien dentro de nosotras mismas para encontrar las respuestas. Eso sí, ser muy sinceras. 

Creo que la primera respuesta ante todos nuestros dilemas como mamás, está en nuestro corazón, lo que pasa es que muy pocas veces nos atrevemos a mirarlo porque quizá las verdades que encontremos nos causen un poco de dolor y sufrimiento.

¿Qué te dice tu corazón que tienes que hacer, dejar, postergar, encaminar, posponer, encausar, poner en pausa, cambiar de dirección para lograr ser la mamá y la mujer que realmente quieres, necesitas y tu cuerpo TE ESTÁ GRITANDO que debes ser?

Nunca de los nuncas

Nunca antes me había sentido tan cansada y con tanto sueño... nunca antes, después de una desvelada me había parado a las 7 de la mañana... nunca antes había seguido en pie aún estando enferma... De un tiempo a la fecha lo he hecho: soy mamá... Pero también nunca antes había sentido el tipo de inmensa felicidad que ahora siento al ver a mis hijas cuando sonríen...

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un verdadero macho

Es un regalo de Dios, tener un esposo que, aún cuando somos tan diferentes en nuestra esencia de hombre y mujer, se comporta como un verdadero caballero y lo mismo cambia pañales, baña a las bebés, se levanta en las madrugadas, duerme niñas, da papillas y lava trastes. Como dice el comercial... un verdadero macho. 

Entiende que tanto él como yo estamos dando el ciento por uno. Mientras yo trabajo
 medio tiempo para aportar un poco al hogar, él trabaja tiempo completo y es total proveedor de la casa, pero también colabora en el cuidado de la familia porque sabe que hoy por hoy es tarea tanto de mamá como de papá y es vital que ambos estemos involucrados en el desarrollo de nuestras pequeñas.

Cada quien en su rol; él sin perder su papel de hombre protector, nos protege no sólo trayendo el pan a casa, sino también adaptándose con gusto a la nueva realidad de nuestra familia. Para mí como mujer-mamá, es un desafío confiar y dejarme ayudar, con la manera de ayudar de un hombre; entender que nunca será como la de una mujer, porque su manera es la de un hombre y por tanto, me enternece más y lo valoro mucho más. ¿Te suena?

lunes, 12 de noviembre de 2012

Después del embarazo... ¡el cuerpo ya no es el mismo!


Hace tiempo en el supermercado, estaba con mi hija Paulina que en ese momento tenía algo así como un año. Las dos paseábamos por el área de frutas y verduras cuando, de pronto, una mujer se paró junto a mí y muy feliz elegía algunas manzanas, iba acompañada de un niño de quizá 8 años de edad. Al verla, no pude evitar el típico barridito (la verdad) y mirando de reojo, pude percatarme que lucía una figura muy esbelta.

Inmediatamente pensé "sí, claro, ella tiene ese cuerpazo, pero su hijo tiene como 8 años, osea que ha tenido tiempo de hacer ejercicio y dietas y por eso está tan bien". 

De repente, la señora en cuestión se dirigió hacia mí y me preguntó "¿cuánto tiene tu pequeña?" y respondí orgullosa "un año". Mi sorpresa vino cuando ella me dijo "ay, mi hija más pequeña tiene 4 meses"... "¿queeeeeeeé?" pensé o casi grité... ¿Cómo era posible?

No sé si la señora se hizo una liposucción, no sé si era una atleta de alto rendimiento... Sólo supe que ELLA TENÍA UN CUERPAZO Y QUE SU HIJA TENÍA 4 MESES APENAS. En cambio yo... mi hija tenía ya 1 año y mi panza tenía más de una lonja, nada grave pero lo suficiente como para incomodar a una mamá primeriza.

Dónde estaban esos tiempos en los que la actual mamá primeriza, antes joven soltera, salía a diario al gimnasio. La rutina comenzaba con una clase de body combat dando golpes por doquier y sintiéndose una mezcla de Rambo con Fiebre de Sábado por la Noche... Dónde estaba esa joven que después de esa clase era capaz de meterse a la clase de spinning y cerrar con broche de oro estirando todas las extremidades en yoga.

Dónde estaba esa joven que era capaz de comer claras de huevo con nopales todas las mañanas y soportaba el variado menú de ensalada con pollo, o ensalada de atún, o ensalada de pollo, o ensalada de atún, o de pollo, o de atún...

Dónde estaba esa joven que decía NO a los pastelitos, NO a las fritangas, NO a las papitas, NO y NO y NO a la comida chatarra.

¿Es que acaso se había ido la fuerza de voluntad? ¿Es que acaso esa delgadez lograda tras años de esfuerzo, traumas mentales y el orgullo de ser nombrada como la líder de la secta curvilínea, nunca iba a volver?

Pues la delgadez volvió, quizá no al 100 por cierto, pero volvió. El cuerpo tomó nuevamente su forma, quizá no al 100 por ciento de antes, pero la tomó. El desgaste físico por el gimnasio, se sustituyó por levantamiento de carreola y bambineto, carrera de relevos para llevar mamilas en la madrugada, lanzamiento de pañal, escalada de escaleras cientos de veces al día con niño al hombro, abdominales para alcanzar al bebé antes de que se caiga de la cama, estiramiento para recoger juguetes que el pequeño tira y levantas y vuelve a tirar, prueba de resistencia para correr tras el niño en el centro comercial y luego para soportar cargar los 10, 11, 12, 13 o 14 kilos porque el inocente ya se cansó de caminar...

El ejercicio siguió, simplemente cambió de forma. La alimentación siguió, sólo cambió de forma. Ahora, por más verduras que comas y pechuga de pollo, vienen muy bien también un chocolatito, o unas galletitas porque se necesita fuerza para seguir. Y si tu pequeño no se termina todo... ahí está mamá para picotear pues nada debe desperdiciarse.

Y todo siguió así, y justo cuando la mamá primeriza estaba a 3 kilos de llegar a la perfección... vinieron otros nueve meses de crecimiento abdominal y después de esos 9 meses fue volver a empezar...

Hoy decido ya no desgastarme más... hoy decido descansar lo más que pueda dentro de la dinámica de una familia con (por el momento) dos bebés. Hoy decido tratar de comer lo más sano que pueda, meter muchas verduras, pan integral y todo lo más bajo en grasa que se pueda, pero si se atraviesa un tamal, una torta o un pastel de vez en cuando, ya no es drama nacional.

Hoy decido tratar de caminar, o bailar, o hacer alguna actividad física, pero ya no me presiono, más bien trato de disfrutarlo.

Hoy mi cuerpo es PERFECTO, pero ya no tiene la perfección que yo buscaba antes, cuando era soltera. Hoy entendí que todos los cuerpos tienen su propia perfección que no es la que el mundo piensa... El mío es perfecto porque ha estado listo para generar y cuidar dentro de mí dos personas, es perfecto porque me ha regalado el don de ser madre, porque tengo salud y fuerza para trabajar y levantarme todos los días y escribir esto que escribo.... ¿qué más puedo pedir?

La perfección del cuerpo no está en lo que los demás dicen que debe ser bello, está en el reconocimiento que cada uno de nosotros hagamos de todo lo que que se nos ha dado, en el reconocimiento del propio valor independientemente de las condiciones en que vivamos, independientemente de si eres mamá o no. En mi caso, reconozco y agradezco el don de la maternidad que Dios me ha concedido.

Desde ese punto de vista, es cierto... el cuerpo ya no es el mismo.


miércoles, 24 de octubre de 2012

¡Bienvenida Regina!


Monterrey, Nuevo León
18 de marzo 2012
11:25 pm

¡Hola Regina!
Quisiera empezar diciéndote tantas cosas, pero no sé por dónde comenzar.
Si todo sale como está previsto, Dios mediante pasado mañana ya te tendremos entre nuestros brazos. Ahora somos tres los que te estamos esperando con ansias: tu papito, tu hermanita Paulina y yo.
Querida pequeña, antes que nada quisiera decirte que eres una niña muy amada y muy esperada por nosotros. Los tres nos preguntamos cómo serás y Paulina -a sus dos años- ya sabe decir tu nombre y ubica perfectamente que estás en mi panza (por cierto, se acaba de despertar llorando diciendo “mami”, la verdad es que anda medio sensible pues seguramente para ella todo esto es algo nuevo también).
A pesar de que ya no somos unos papás primerizos y podemos decir que ya conocemos algunas de las cosas que seguramente viviremos contigo, quiero que sepas que te esperamos como si fuera la primera vez, llenos de entusiasmo, de gozo, de expectativas, de dudas y de mucho amor para darte.
Te amamos muchísimo Regina. Eres una reina como tu nombre lo dice, una reina que viene a iluminar nuestro camino, un camino que como tú lo sabes, ha sido difícil sobre todo en los últimos meses.
Mi pequeña, te amamos y te recibimos con todo nuestro amor. Perdóname si has sentido a través de mi el dolor y la tristeza. Este dolor no tiene nada que ver contigo, porque tú eres sólo alegría para mí. Estas lágrimas que tú has vivido, son por la ausencia tan grande que siento al haber perdido a mi mamá, tu abuelita Carmen. Ella supo que tú vendrías y ella estaba muy contenta e ilusionada con la nueva vida que sigue a través de ti. Ella es parte de ti Regina, porque ella me dio la vida y por eso hoy yo puedo dártela a ti. Ella fue una gran mujer, muy amorosa y muy buena.
Ahora ella está muy cerca de Dios y, aunque nos duele mucho que no esté aquí con nosotros y quizá siempre anhelemos que ella pueda cargarte entre sus brazos, besarte, cantarte como ella lo hacía, llenarte de mimos, sabemos que ella está con nosotros, que está dentro de ti y de mí y de todos los que la amamos. Sabemos que junto a Dios y a la Virgen María ella nos cuida y nos ama y nosotros la seguimos amando…
Regina, has vivido a través de mi momentos muy duros, muy difíciles, has estado conmigo a cada instante, en cada lágrima, pero también en cada alegría. Tú te has dado cuenta de todo y quizá te preguntes qué pasa. Lo que puedo decirte es que en la vida hay de todo, hay momentos de felicidad y momentos tristes y que todos esos momentos debemos recibirlos con amor y darle gracias a Dios porque los hemos vivido pues nos dejan muchas enseñanzas que quizá en el momento no las entendemos, pero con el pasar del tiempo sí les vamos encontrando un gran sentido.
Por lo pronto, tú eres mi hija, eres un nuevo ser humano que le da más sentido a mi vida. Que reafirma en mí que soy una mujer valiente, sana, abierta a la vida, dispuesta a dar amor, dispuesta a ser madre con todo lo que la palabra implica.
A pesar de todo lo triste y las lágrimas que tú me has escuchado, quiero que sepas que estoy INMENSAMENTE FELIZ de que tú estés aquí, de que la vida continúe a través de mí, a través de ti, porque a eso hemos venido, a CELEBRAR LA VIDA y soy muy dichosa de que Dios haya puesto en mí un cuerpo sano, una actitud positiva, un esposo que me ama, una familia y muchos amigos que me aman y que me hacen fuerte para recibirte con todo el amor posible.
Querida Regina, nosotras venimos a cambiar la historia, nuestra historia es de vida, de salud, de confianza, de plenitud, de sencillez y de mucho amor.
¡¡Te doy la bienvenida a la vida!! la vida es maravillosa hija, vale la pena!!! Y tú tienes ya una familia que te ama: Tu papá, Paulina y yo queremos ya verte y abrazarte, queremos ya cuidarte y llenarte de besos.
Eres una niña muy fuerte y muy valiente y vienes a re significar la vida de todos nosotros, a darle más plenitud, más amor, más consuelo, con tu llegada nos muestras que el amor lo puede todo y a pesar de todo, con tu llegada nos muestras que seguimos vivos y que vale la pena vivir, con tu llegada nos muestras que no importan los obstáculos que en la vida nos vayamos encontrando pues el milagro de la vida está en ti y ante ese milagro, cualquier obstáculo se queda muy pequeño.
Con tu llegada nos muestras a tú papá y a mí, que vamos por buen camino, que nuestras decisiones han sido las correctas, que al estar abiertos a la vida, estamos siendo abiertos a lo mejor que puede haber en el mundo,  pues qué es un hijo sino una de las mayores demostraciones de que Dios existe y de que está con nosotros. 
Tú nos muestras que Dios existe y que ahora, más que nunca y a pesar de todo lo vivido, está muy pero muy cerca de nosotros.
Te amamos Regina, con todo nuestro corazón. ¡¡¡Bienvenida a este mundo, a esta tu familia, a vivir con mucha intensidad y con mucho amor!!!
Papá, Paulina y Mamá.

jueves, 18 de octubre de 2012

La mamá primeriza contraataca

Son casi las 11 de la noche del 18 de octubre de 2012. Mis ojos están a punto de cerrarse y mi cuerpo pide cama pero mi mente dice noooo y me resisto a ir a ese reconfortante lugar.

Hace dos años abrí este blog La Mama Primeriza, cuando mi primera hija Paulina tenía 4 meses... lo abrí, escribí algunas cosas (muy poco a decir verdad) y luego... y luego... y luego... (aquí es donde se escuchan los grillos)... no volví a escribir...Iba a poner que no pasó nada pero más bien, ¡¡PASARON MUCHAS COSAS!!  

Y ¿qué tanto pudo pasarle a una mamá primeriza como para que dejara de escribir por dos años en un blog del cual sentía gran ilusión?

Nada, sólo lo que le pasa a cualquier mamá primeriza, a saber:

Mi pequeña Paulina, aquella bebé de 4 meses que dormía plácidamente cuando yo escribía, se convirtió en todo un remolino; creció, creció, comenzó a tomar leche de fórmula y con ello la lavada de mamilas y esterilizada diaria, comenzamos luego con la ablactación y con ello las papillas diarias (cuando yo antes no me cocía ni una papa, resulta que ahora tenía que cocer no sólo papas, sino zanahorias, calabazas, chayote y luego carne, pollo, etc etc etc). A eso siguió por supuesto el gateo de Paulina por toda la casa y por consiguiente comenzamos a levantar todo aquello que pudiera tomar en su afán explorador y llevárselo a la boca, comenzamos a vigilar y a poner el triple de atención. Luego se vinieron las ganas de Paulina de caminar, la pequeña ya no se conformó con vernos sentada desde su cuna o desde la carreola, ahora nos exigía tomarla de sus manos para ponerla a caminar... ufff... aprendió a caminar y ahora comenzamos a perseguirla primero por toda la casa y luego por todos los centros comerciales. Comenzó la eterna historia en la que vas de paseo con carreola y niña, y la carreola acaba siendo el vehículo donde la pañalera, la bolsa y demás objetos pasean plácidamente mientras la pequeña en cuestión corre por todos lados y papá la persigue entre la gente...

¿Qué más pasó? se vinieron los problemas aledaños a los primeros 18 meses y también los problemas de la vida... esos del dinero, esos de las pérdidas materiales, esos de las pérdidas de seres queridos...

¿Y luego? Se vino el renunciar al sueño de ser mamá de tiempo completo para buscar un trabajo tipo home office. Se vino el conflicto entre la vida laboral y la familiar, el dejar por primera vez a la pequeña Paulina en una guardería, llorar las dos por unos días pero luego acostumbrarse y agradecer a Dios por la oportunidad que nos estaba dando como familia.

¿Y qué más pasó? Entre todo este mar de asuntos, se vino una nueva luz, llegó a mi vientre la pequeña Regina. Y entonces comenzó una nueva dinámica familiar, todavía no nacía la segunda heredera cuando ya la primera estaba muy celosa. Se vino el tener que cargarla y apapacharla mucho ante la inminente amenaza...

Se vinieron de nuevo los kilos del embarazo, las náuseas, el vómito, el cansancio, la ilusión, el amor por un segundo hijo, el cambiar paradigmas, el comenzar de nuevo.

Se vinieron también los problemas de la vida... esos del dinero, esos de las pérdidas materiales y los más tristes, las pérdidas de seres queridos.

Y luego nació Regina y con ello llegaron también nuevas esperanzas, nuevas ilusiones, pero también nuevas desveladas, nuevas noches dando de comer, nuevas noches midiendo la temperatura, nuevas noches cambiando pañales pero ya no de una, sino de dos...

Y todo fue al doble, leche al doble, comida al doble, desveladas al doble, cansancio al doble, enfermedades al doble, pero también amor al doble, ternura al doble, sonrisas al doble...

Y aquí estoy, comenzando de nuevo con las papillas y con la esterlizada de mamilas. Claro, ya más relajada, ya no me levanto cada 5 minutos en la noche a ver si mi niña está respirando, ya no me obsesiono con poner en las mamilas agua esterilizada (con la purificada está bien), ya no pasa nada si un día se me olvidó esterilizar la mamila y sólo la lavé... ya no pasa nada si un día se duermen con ropa y no con pijama ¡con tal de que se duerman! jajaja.

Me imagino que si me estás leyendo y tienes más de dos hijos dirás y con el tercero, o con el cuarto, cada vez te vas relajando más... Y estresando más por otro lado, quizá.

Pues aquí me tienen, de nuevo escribiendo. No sé por cuanto tiempo, no sé si todos los días, no sé con qué frecuencia pero aquí estoy.

Muchas cosas pasaron estos dos años sin mencionar miles que iré contando poco a poco en el blog; todas esas cosas que me dieron mucha alegría pero también muchas tristezas. Me hubiera gustado mucho poder escribir tanto estos dos años pero no pude hacerlo y como siempre, las cosas pasan para algo y si ahora es cuando puedo volver a hacerlo es porque seguramente tengo más cosas por contar, más experiencias qué compartir.

Y sigo siendo una mamá primeriza, siempre lo voy a ser. Siempre iré experimentando cosas nuevas incluso, hasta cuando tenga la cabeza completamente blanca y la cara llena de arruguitas. Siempre va a haber una primera vez como mamá, una experiencia nueva cada día con los hijos.

Después de todo ¿quién de nosotras puede decir que ya dejó de ser una mamá primeriza?