jueves, 18 de octubre de 2012

La mamá primeriza contraataca

Son casi las 11 de la noche del 18 de octubre de 2012. Mis ojos están a punto de cerrarse y mi cuerpo pide cama pero mi mente dice noooo y me resisto a ir a ese reconfortante lugar.

Hace dos años abrí este blog La Mama Primeriza, cuando mi primera hija Paulina tenía 4 meses... lo abrí, escribí algunas cosas (muy poco a decir verdad) y luego... y luego... y luego... (aquí es donde se escuchan los grillos)... no volví a escribir...Iba a poner que no pasó nada pero más bien, ¡¡PASARON MUCHAS COSAS!!  

Y ¿qué tanto pudo pasarle a una mamá primeriza como para que dejara de escribir por dos años en un blog del cual sentía gran ilusión?

Nada, sólo lo que le pasa a cualquier mamá primeriza, a saber:

Mi pequeña Paulina, aquella bebé de 4 meses que dormía plácidamente cuando yo escribía, se convirtió en todo un remolino; creció, creció, comenzó a tomar leche de fórmula y con ello la lavada de mamilas y esterilizada diaria, comenzamos luego con la ablactación y con ello las papillas diarias (cuando yo antes no me cocía ni una papa, resulta que ahora tenía que cocer no sólo papas, sino zanahorias, calabazas, chayote y luego carne, pollo, etc etc etc). A eso siguió por supuesto el gateo de Paulina por toda la casa y por consiguiente comenzamos a levantar todo aquello que pudiera tomar en su afán explorador y llevárselo a la boca, comenzamos a vigilar y a poner el triple de atención. Luego se vinieron las ganas de Paulina de caminar, la pequeña ya no se conformó con vernos sentada desde su cuna o desde la carreola, ahora nos exigía tomarla de sus manos para ponerla a caminar... ufff... aprendió a caminar y ahora comenzamos a perseguirla primero por toda la casa y luego por todos los centros comerciales. Comenzó la eterna historia en la que vas de paseo con carreola y niña, y la carreola acaba siendo el vehículo donde la pañalera, la bolsa y demás objetos pasean plácidamente mientras la pequeña en cuestión corre por todos lados y papá la persigue entre la gente...

¿Qué más pasó? se vinieron los problemas aledaños a los primeros 18 meses y también los problemas de la vida... esos del dinero, esos de las pérdidas materiales, esos de las pérdidas de seres queridos...

¿Y luego? Se vino el renunciar al sueño de ser mamá de tiempo completo para buscar un trabajo tipo home office. Se vino el conflicto entre la vida laboral y la familiar, el dejar por primera vez a la pequeña Paulina en una guardería, llorar las dos por unos días pero luego acostumbrarse y agradecer a Dios por la oportunidad que nos estaba dando como familia.

¿Y qué más pasó? Entre todo este mar de asuntos, se vino una nueva luz, llegó a mi vientre la pequeña Regina. Y entonces comenzó una nueva dinámica familiar, todavía no nacía la segunda heredera cuando ya la primera estaba muy celosa. Se vino el tener que cargarla y apapacharla mucho ante la inminente amenaza...

Se vinieron de nuevo los kilos del embarazo, las náuseas, el vómito, el cansancio, la ilusión, el amor por un segundo hijo, el cambiar paradigmas, el comenzar de nuevo.

Se vinieron también los problemas de la vida... esos del dinero, esos de las pérdidas materiales y los más tristes, las pérdidas de seres queridos.

Y luego nació Regina y con ello llegaron también nuevas esperanzas, nuevas ilusiones, pero también nuevas desveladas, nuevas noches dando de comer, nuevas noches midiendo la temperatura, nuevas noches cambiando pañales pero ya no de una, sino de dos...

Y todo fue al doble, leche al doble, comida al doble, desveladas al doble, cansancio al doble, enfermedades al doble, pero también amor al doble, ternura al doble, sonrisas al doble...

Y aquí estoy, comenzando de nuevo con las papillas y con la esterlizada de mamilas. Claro, ya más relajada, ya no me levanto cada 5 minutos en la noche a ver si mi niña está respirando, ya no me obsesiono con poner en las mamilas agua esterilizada (con la purificada está bien), ya no pasa nada si un día se me olvidó esterilizar la mamila y sólo la lavé... ya no pasa nada si un día se duermen con ropa y no con pijama ¡con tal de que se duerman! jajaja.

Me imagino que si me estás leyendo y tienes más de dos hijos dirás y con el tercero, o con el cuarto, cada vez te vas relajando más... Y estresando más por otro lado, quizá.

Pues aquí me tienen, de nuevo escribiendo. No sé por cuanto tiempo, no sé si todos los días, no sé con qué frecuencia pero aquí estoy.

Muchas cosas pasaron estos dos años sin mencionar miles que iré contando poco a poco en el blog; todas esas cosas que me dieron mucha alegría pero también muchas tristezas. Me hubiera gustado mucho poder escribir tanto estos dos años pero no pude hacerlo y como siempre, las cosas pasan para algo y si ahora es cuando puedo volver a hacerlo es porque seguramente tengo más cosas por contar, más experiencias qué compartir.

Y sigo siendo una mamá primeriza, siempre lo voy a ser. Siempre iré experimentando cosas nuevas incluso, hasta cuando tenga la cabeza completamente blanca y la cara llena de arruguitas. Siempre va a haber una primera vez como mamá, una experiencia nueva cada día con los hijos.

Después de todo ¿quién de nosotras puede decir que ya dejó de ser una mamá primeriza?

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