Hay momentos en la vida en que a uno no le va
tan bien, que los problemas, retos y hasta carencias materiales y/o
espirituales se hacen presentes. Sin embargo, estoy convencida que aún en esos
momentos es importante no perder de vista apoyar a quien puedas hacerlo.
Y es que cuando uno comparte y apoya a otros,
siempre la vida lo regresa de alguna manera en el momento oportuno.
¿Pero
cómo apoyar a los demás si estoy pasando por dificultades, si no tengo dinero,
si estoy saturada de trabajo, si necesito más bien la ayuda de otros? Piénsalo
bien, siempre hay la forma de colaborar con los demás: desde prestar dinero,
dar empleo, recomendar a la persona, compartir sus cualidades con los demás,
hasta simplemente escuchar, dar una sonrisa, abrazar, consolar.
Y es curioso, no es que uno dé por la
conveniencia de recibir, no va por ahí; más bien es al revés, cuando tu
compartes, das, apoyas, entonces Dios te da el ciento por uno en forma no
necesariamente material, a veces el ciento por uno son nuevas oportunidades,
nuevos amigos, nuevos retos o hasta una manera diferente de ver la vida.
Creo que esto lo aprendí de mi mamá. Yo veía
cómo ella, a pesar de vivir muchas veces dificultades económicas muy fuertes,
si alguien tocaba su puerta pidiendo algo para comer, ella siempre tenía algo
que compartirle. Y ahora que lo pienso, mi papá es igual, aún en medio de las
carencias, él siempre tiene una moneda para el señor que empaca las cosas del
súper, para el señor que en el estacionamiento del centro comercial se gana la
vida “silbando”. Y sí… la vida a mis padres nunca los ha dejado desamparados. Yo
quiero también dejar este legado a mis hijas.
Quienes me conocen sabrán que me gusta ayudar,
me gusta compartir lo que los demás hacen, si alguien me cuenta un problema,
inmediatamente me pongo a pensar la forma en que puedo apoyarle, no tanto desde
la creencia de que esa persona no puede, sino al contrario, más bien con la
convicción (como buena psicoterapeuta humanista) de que, al estar yo fuera de
esa persona, puedo ver opciones distintas que le pueden apoyar en su
crecimiento, si ella decide que las quiere tomar.
Sí, en mi vida soy testigo de que el bien que
das regresa, porque desde que tengo memoria, Dios ha puesto en mi vida muchos
ángeles guardianes. Ellos saben quiénes son, de hecho son MUCHOS y lo saben
porque también siempre he sido agradecida y me siento clara y tranquila de que
siempre se los he reconocido. Y también creo que he sido un ángel para otras
personas y lo seguiré siendo simplemente porque… ¡no lo puedo evitar!
Mamás… quienes trabajan desde su hogar,
quienes lo hacen remuneradamente, quienes lo combinan, todas: Tenemos que
apoyarnos, abrirnos las puertas las unas a las otras porque todavía es un reto
para la mujer soltera o para la mujer mamá, ser reconocida y encontrar opciones
que le permitan armonizar su vida laboral y familiar. Todas debemos empujar
esto.
Amigos, hay que seguir con esta cadena de
favores, en la que todos ganamos, en la que no hay competencias, ni envidias,
ni mejores, ni peores, simplemente personas que tenemos caminos únicos e
irrepetibles, tiempos perfectos de Dios. Compartamos, apoyemos a nuestro
esposo, hijos, hermanos, padres, amigos, conocidos, la recompensa viene en el
simple hecho de hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario