jueves, 27 de febrero de 2014

La hora cero de un día X en la vida de una familia.... ¿quién no la ha vivido?

"más allá de dar una receta sobre en qué horario y en qué forma dormir a los niños, más allá de dar una guía sobre la mecánica adecuada de llevarlos a la cama, te propongo convertir este momento, en un momento de aprendizaje, de convivencia, de amor y de oración"

No hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla, ni hora que no llegue en el día a día de toda familia. Me refiero a lo que yo llamo "la hora cero"; esa hora de todos los días, en especial de lunes a viernes, la hora de mandar a los niños a la cama. ¿Has pensado en todas las virtudes que desarrollas como persona, en esa tan complicada "hora cero"?

Para unas familias el "proceso" de llevar a dormir a los niños comienza a las 6 pm, para otros a las 7 pm, a las 8 pm y los más desvelados quizá lo estén empezando a las 9 pm. Y más allá de hablar sobre la hora correcta de iniciar este camino diario, bien que bien, es parecido en todos los casos: Bañar o revisar que se bañen bien según la edad de los hijos, ponerse pijamas, ir a cenar, lavarse los dientes, recoger juguetes y tiradero, leer cuento, rezar y dormir.

Claro, si eres mamá o papá sabrás que hice un resumen muy rápido de todo ese proceso que puede llevarse de 1 a 2 horas o más, dependiendo de las "condiciones climatológicas familiares".

En realidad, es un momento muy difícil, según mi experiencia. De verdad lo digo, para mí es EL MOMENTO, la hora cero, esa hora en que convergen varias cosas. En el caso de las mamás, a esa hora estamos literalmente agotadas, nuestra paciencia está en un 10 por ciento, nuestra mente y nuestro cuerpo ya jalan en automático. Si trabajamos en una oficina, llegamos saturadas y quizá con preocupaciones o pendientes del día siguiente; si trabajamos en el hogar, para esas horas ya estamos cicladas, saturadas... Somos como una olla express, como un globo bien inflado que si lo toca un pequeño alfiler, puede reventar.

Es curioso, lo he platicado con tantas amigas y nos pasa lo mismo... En la hora cero nos convertimos en atletas a punto de llegar a la meta... si la meta es las 8 pm vamos midiendo el tiempo, apurando a los niños, haciendo estrategias para que la cena sea rápida, para el lavado express de los dientes, nuestra tolerancia se va reduciendo y empezamos a jalar respiración, es la hora de la gritadera: "¡juanito, recoge tus juguetes, panchita, cómete tu quesadilla rápido, paquito, apaga esa tele, ponte la pijama, lávate los dientes" y nos apuramos y los apuramos para llegar en tiempo y forma a la hora pactada, como beisbolista llegando a la base.... porque anhelamos quizá llegar a ese momento, el momento del silencio, de cenar tranquilo, de leer, de ver la televisión o de platicar con el esposo, o de llamar a algún familiar o amiga.

Y es curioso, pero leer el cuento a nuestros hijos ya no nos parece tan genial, como cuando lo leíamos  a nuestro primogénito, cuando sólo teníamos un hijo y ese pequeño era bebé y le leíamos muchos minutos. Ahora nos piden 3 cuentos y negociamos con ellos leer uno, para quedar en dos. ¿A poco no te ha pasado?

Y para el hombre es igual. El papá llega de la oficina, por un lado cansado y con ganas de tirarse a cenar o a distraerse, por otro lado con deseos de ver a sus hijos y jugar con ellos, lo cual es "terrible" para la mamá que estuvo todo el día o toda la tarde con los niños, porque esa mamá ya tiene su procesos, sus tiempos marcados, su estrategia definida, porque está agotada y quiere que los niños duerman a la hora que deben irse a dormir. Pero el papá quiere jugar tantito, pero la mamá no quiere que se le arruine "su logística". Ambos tienen razón.

Y esa es la hora cero, y es un momento -al menos en mi experiencia-, muy difícil porque se encuentran el cansansio, la irritabilidad, la disciplina, la higiene, la convivencia, todos al mismo tiempo y así es todos los días y, naturalmente a esas alturas de la jornada, el cuerpo y la mente ya no responden igual.

Sin embargo, más allá de dar una receta sobre en qué horario y en qué forma dormir a los niños, más allá de dar una guía sobre la mecánica adecuada de llevarlos a la cama, te propongo convertir este momento, en un momento de aprendizaje, de convivencia, de amor y de oración.

Lo que te propongo es que, a partir de mañana te armes de mucha paciencia y le pidas a Dios mucha fortaleza para hacer de la Hora Cero, la mejor hora en el día de tu familia.

Para que tus hijos aprendan el valor del orden y la colaboración, que sepan que en la familia todos debemos cooperar y por eso ellos deben recoger lo que tiraron, ponerse sus pijamas, bañarse correctamente si están en edad de hacerlo solos.

Para que tus hijos aprendan el valor de la higiene, del cuidado personal, de estar limpios para descansar mejor, para estar más saludables.

Para que en familia vivamos la verdadera comunicación. En nuestras familias actuales, la cena es quizá el único momento del día en que todos estamos juntos. Hagamos de la cena un momento de amor, de convivenicia, de diálogo, de unión. Apaga la tele, desconéctate del smart phone y conéctate a tu familia.

Para que en tu familia se viva la espiritualidad, ese momento de  agradecer a Dios por todo lo que nos regaló ese día, ese momento de reconocer las cosas en las que fallamos y en las que podemos mejorar.

Para seguir leyendo cuentos, no dejemos de leer cuentos, nos unen a nuestros hijos, despertamos su creatividad, los llevamos a otro mundo en el que es posible soñar y que sería de nosotros si dejáramos de soñar....

Pero sobre todo, es un aprendizaje para nosotros como papás, una lección de fe, paciencia, tolerancia, fortaleza, ánimo, valentía, prudencia. ¿Has pensado todas las virtudes que estás desarrollando en ese momento tan difícil que es la hora cero? Lo dicho, no hay mejor escuela para crecer en virtudes y en valores, que el día a día en la familia.





















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